Hola, ser leyente.
El “gracias” de esta edición es para el amigo, socio, compañero, colega albo Javier Aguirre, quien mencionó #FuiRock en el noticiero musical que publica habitualmente en el suplemento No de Página/12.
Por su culpa esto está siendo leído por personas que hasta ayer ignoraban la existencia de #FuiRock. Cualquier reclamo, entonces, ya saben.
Te sugiero hacer como Javier y recomendar esta newlsletter. Verás lo bien que se siente concretar un buen gesto.
Desde luego, la experiencia placentera se multiplica si, además de recomendar la lectura de #FuiRock, el gesto bueno se extiende a la suscripción paga. No dejes de probar.
Algunos días atrás me topé con una publicación de Rubén Albarrán en Instagram que me llamó la atención más de lo habitual. Mejor dicho: no más sino distinto, porque no se trata de una canción sino de un llamado a la acción. Tirado en el césped, en un primer plano y con bonitos anteojos de presbicia, en su tono siempre mesurado y jovial, el cantante principal de Café Tacvba dice esto.
Si te da paja el clic (sé reconocer esa sensación), te lo resumo no tan así nomás. Básicamente, Rubén propone un boicot contra Spotify. El motivo: que el fundador de la plataforma de streaming más popular del mundo, Daniel Ek, ha invertido una millonaria suma de dinero en tecnología militar. Tal vez ya te enteraste de que Ek destinó cientos de millones de dólares a Helsing, una empresa alemana especializada en armamento basado en inteligencia artificial. La noticia encendió cierta indignación en la industria musical, y algunos (pocos) comenzaron a retirar su música.
“Me parece importante que como músicos enfrentemos esta situación. El dueño de Spotify ha invertido 600 millones de euros en tecnología militar que puede ser usada contra niños en Palestina, Sudán, Ucrania y en cualquier lugar. Estas son armas que podrían ser utilizadas contra nosotros mismos”, dice Rubén. Aclara que ha iniciado conversaciones con sus compañeros de Café Tacvba para retirar su música de la plataforma, pero reconoce que no todos tienen la misma postura. “Como músicos tenemos que ponernos del lado correcto de la historia. Esto es una guerra contra la humanidad. Les invito a que busquemos la forma de movernos de esa plataforma.”
Por supuesto, no es el destino que el creador de Spotify le da a algunos de los millones que ganó con la música ajena lo único que moviliza a Rubén. “Además de que nos roba, ahora crea artistas con inteligencia artificial y, encima, invierte en tecnología militar. No lo podemos permitir. Si tenemos escrúpulos, tenemos que actuar”, propone. Y en el copy del posteo, escribe: “Gracias por escuchar, abramos nuestros corazones y hagamos lo correcto. El boicot es nuestra arma. Como artistas este es el verdadero compromiso con nuestra sociedad. Quitémosles la fuerza a la clase empresarial. No es correcto que el dinero que nos roba con regalías miserables, lo use para la guerra. #boycotspotify, #escupespitify #penaspitify Practica el boicot diariamente. ¡Que viva la música, que viva el arte, llave y puerta de salida!!”.
En paralelo al posteo de Rubén me llegó el nuevo correo de la siempre interesante newsletter LadoB, donde Irina Sternik plantea la posibilidad de abandonar Spotify a partir de otro posteo, en este caso de Nicolás Madoery (a quien no conocía pero ahora decidí seguir; cosas de estas redes).
En LadoB, Irina cuenta que:
El año pasado, Spotify pagó una cifra récord de más de 10.000 millones de dólares a los artistas que están en la plataforma.
Desde sus inicios, Spotify ha generado casi 60.000 millones de dólares en pagos a los artistas por derechos de autor.
En una década, estos pagos por parte de Spotify a los artistas se han multiplicado por 10.
Más de 200 artistas superan los 5 millones de dólares de ingresos anuales en Spotify.
Casi 1.500 artistas generaron más de 1 millón de dólares en ingresos, y un total de 100.000 artistas ingresaron un mínimo de casi 6.000 dólares el año pasado en Spotify.
Casi 12 millones de personas han subido su música a Spotify.
Y Sternik concluye: “¿Ganó algo el resto de los millones de músicos que subieron su música? Le pregunto a una amiga que es totalmente independiente y me dice: sí, 5 dólares por año”.
Siguiendo esa línea, hice mi propia consulta. Intercambié mensajes con un amigo que lleva décadas trabajando en la industria de la música (a quien no menciono porque no me gustaría que Spotify se enoje con él).
–Spotify es una mierda porque paga mal y condiciona el consumo. ¿Hay algo mejor?
–Las plataformas pagan de acuerdo a algo que llaman CPM, un índice que dice cuánto te pagan cada mil clics. Spotify es la que peor paga por CPM después de YouTube, que no paga casi nada. Y Tidal es la que paga mejor. Y también la que mejor se escucha. Y por ahora, la más barata.
–¿Y todos los artistas están en todas las plataformas?
–Cuando lo hacés a través de un distribuidor, subís tu música a todas las plataformas, que son como 120 si contás las de los países del Este, Japón, India, China... Como artista podés decidir no subir tu música a determinada plataforma, pero casi nadie lo hace. Se sube todo a todas, por default.
–Nadie dice no a Spotify.
–No, porque tiene el 70% del mercado, es casi un monopolio. También por eso puede pagar lo que se le canta.
Ocurre que el sistema de pago de regalías de Spotify es complejo y bastante injusto. A los artistas no se les paga por la cantidad de reproducciones que logran sus canciones sino por el porcentaje del total de reproducciones que representa en cada país. O sea: no por su trabajo, sino por el rendimiento de su trabajo en comparación con el de un puñado de megaestrellas.
Raro.
Spotify provee a los artistas de herramientas para mejorar sus perfomances en la plataforma, pero así es como se terminan convirtiendo en expertos en SEO más que en músicos. Hay algo más: en 2010, Spotify abandonó la idea de ser una plataforma para fans de la música y decidió enfocarse en consumidores que ponen música de fondo con listas temáticas “para relajarse”, “para estudiar”, “para tarde de mate”... Música funcional que estandarizó lo que “la gente” quiere escuchar, y que llevó a muchos artistas a buscar la manera de encajar en ese estándar… hasta que llegó la IA.
Si hablamos de estándar, qué mejor que la IA.
Me paso ahora al otro lado del mostrador (en este caso, el mostrador vendría a ser cada plataforma) y me pongo de nuestro lado, el del consumidor, y vuelvo a intercambiar mensajes con mi amigo productor.
–¿Todas las plataformas tienen playlists para direccionar el consumo?
–Deezer, YouTube, Amazon, Claro Música... Todas tienen. Tidal no tenía, ahora no sé.
–Una mierda.
–Bueno, en principio no está mal que puedas armar tu biblioteca con tus canciones favoritas. El tema es cuando la propia plataforma te arma las listas y vos escuchás lo que te propone, que es el modo en que hoy se consume el 60% de la música... dependiendo del género, claro. Ponés un disco y cuando termina, el algoritmo decide qué seguís escuchando. El algoritmo te deriva a lo que la plataforma quiere, que es lo que arregla comercialmente.
Vuelvo al posteo de Rubén, que en un momento dice que Spotify “crea artistas con inteligencia artificial”. ¿Recordás el posteo de la semana pasada sobre la música de mierda? Bueno. Hay un libro que no leí pero que parece ser tan interesante como deprimente: The Mood Machine, de una tal Liz Pelly.
Brevemente: Pelly afirma allí que Spotify está reemplazando la música real con música creada por IA para optimizar el rendimiento económico de las playlists. Si no hay artista, no hay derechos que pagar.
Win-win.
Deezer, otra plataforma de streaming, informó no hace mucho que está recibiendo más de 20 mil canciones generadas íntegramente por IA por día, lo que representa más del 18 % de todo el contenido subido, un aumento con respecto al 10 % reportado previamente en enero de 2025, cuando Deezer lanzó su innovadora herramienta de detección de música con IA.
Dejo acá, pero antes: la semana pasada te mostré las canciones “Fui Rock” que “compuse” con Suno.
Ahora te comparto las que “hice” con udio, otra IA para “creadores de contenido” musical.
El prompt fue “an alternative rock song about my story as a rock journalist, in spanish, moody, mellow, downtempo, chaotic”.
Esta canción se titula “En mi piel”.
Y esta “Dame un motivo”.
¿Ya pensaste qué es lo que estás escuchando cuando creés que estás escuchando música?
Soy Fernando Sanchez y esto es Fui Rock, una newsletter más en tu bandeja de entrada sobre casos y cosas de la música de pendeviejos como yo.
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Gracias por la mención Fernando y muy bueno el news! y estos planteos sobre la industria, la música y por qué hacemos lo que hacemos.